Su voz era una de las más críticas en el contexto mexicano, país al que llegó en 1953 y donde se nacionalizaría en 1961. Raquel Tibol se despedía para siempre el 22 de febrero, dejándonos sus letras como testimonio de una época de oro en el arte mexicano. En 1923 nacía en Entre Ríos, provincia argentina, aunque su producción está ligada a México, donde se traslada como asistente e impulsada por Diego Rivera. Conocedora directa de los artistas, movimientos y cambios en el arte del país, es famosa por no dejarse llevar por amiguismos y decir siempre lo que pensaba. Decía ser de izquierdas huyendo siempre de adscribirse a ningún partido, y defensora de la crítica de arte como tal, sin pelos en la lengua. En sus comienzos su entrevista a Luis Buñuel fue una de las más destacadas, y su estudio en torno a Frida Kahlo uno de los más rigurosos. Su famoso encuentro con Siqueiros, en el que ella le abofeteó tras unas palabras xenófobas del pintor, es una muestra del carácter de una crítica, escritora, gestora y pensadora que ahora ha fallecido. Tenía 91 años y su delicada salud le impedía, desde hacía tiempo, poder acudir a las citas artísticas a las que hubiera deseado. Su independencia y erudición le otorgaron el Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez, la Medalla de Oro de las Bellas Artes y el ser Doctora Honoris Causa por la Universidad Autónoma Metropolitana. Se apaga una de las voces fundamentales para entender la historia del arte mexicano; nos deja sus palabras para recordar siempre una época y el relato de una crítica a la que nadie calló, salvo la muerte.


Imagen: Rafael Magallanes Quintanar. Raquel Tibol en una fotografía de archivo.