La ilusión del tiempo consiste en una exposición dedicada a la fotoperiodista y cineasta norteamericana Ruth Orkin (1921-1985), que constituye un testimonio más de la lucha de las mujeres por encontrar un hueco profesional en el mundo de la fotografía desde los años 40-50. Comisariada por Anne Morin, la muestra se mantendrá abierta al público hasta el próximo 6 de noviembre en la sala de exposiciones de Kutxa Kultur.
Hija de Mary Ruby, actriz de cine mudo, Ruth Orkin creció en los pasillos de Hollywood en los años 1920-1930. Recibió su primera cámara de fotos con 10 años, una 39 cent-Univex con la que se inicia en la fotografía. Pero en realidad, lo que apasiona a Ruth Orkin es la imagen en movimiento, es el cine. De manera implícita en su obra, estará siempre su fascinación por el poder heurístico del cine, y es esta ocasión perdida de desarrollar su vocación la que obligaría a Orkin a bordearla e inventar un lenguaje en el cruce de ambos géneros; un lenguaje que se sitúa en un territorio intermedio entre la imagen en movimiento y la imagen fija, y que induce una constante correspondencia entre dos temporalidades paralelas. Estas líneas secretas no cesan de interferir una sobre la otra, de introducirse una en otra, de confundirse, de abrirse o replegarse una sobre otra.
La exhibición aporta una nueva mirada sobre su obra: la de la temporalidad de la imagen fotográfica. Orkin demuestra su interés por ser cineasta creando películas que se encuentran entre la ficción y el documental — como en la película The Little Fugitive, realizada junto a su pareja, Morris Engel, que recibe una nominación para un Oscar en 1953, y presentada en esta exposición—, al tiempo que incluirá el esquema cinematográfico en sus imágenes fotográficas. Orkin echa mano de distintos recursos formales para simular el tiempo y el movimiento en sus imágenes fijas: desdoblamiento, simultaneidad, repeticiones, etc.; e inventa cortas secuencias fílmicas a partir de una, dos o tres imágenes
- © Ruth Orkin
- © Ruth Orkin
Trazar una carrera de cineasta en los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX era para una mujer un camino lleno de obstáculos. Ellas se ocupaban de nutrir la industria de los sueños, pero no a fabricarlos, así que todas las carreras profesionales tras la cámara estaban incontestablemente destinadas a los hombres. Ruth Orkin (Boston, 3 de septiembre de 1921 – Nueva York, 16 de enero de 1985) tuvo que renunciar a su vocación, o al menos, reconducirla, transformarla; y este contratiempo provocará probablemente que su obra fotográfica sea precisamente como es.
Si se analiza la obra de Orkin en esta exposición, que constituye la primera de nivel internacional, el fantasma del cine aparece bajo diferentes formas ya desde sus primeras imágenes. Se cuela en las diminutas fisuras del fotograma y genera un doble fondo en la imagen en el que el flujo del movimiento inicia su tempo. Una chispa, una huella que encierra en sí un «efecto-película», un «efecto-duración», una duración simulada como un truco invisible del cine, porque, en definitiva, ¿no es el cine el arte del movimiento producido desde la quietud?

© Ruth Orkin
Orkin nunca dejó de combinar las cualidades temporales de la imagen fotográfica para simular el cine. Secuencias, descomposición del movimiento, duplicación, simultaneidad, su lenguaje visual se encuentra en la confluencia de la imagen fotográfica y el cine, en la encrucijada de la quietud y el movimiento. La fotografía de Orkin es un lugar de mestizaje, un espacio que restaura el tiempo y el movimiento, empujando el lenguaje fotográfico más allá de sus límites hasta ceder ante el poder de la ilusión y la magia.
La exposición se articula en 4 ejes que permiten entender la deuda de las fotografías de Ruth Orkin con el cine: Una mirada dinámica, Desdoblamiento y simultaneidad, Secuencias y Storyboard y fotonovela. La muestra se completa con 3 fragmentos de la película The Little Fugitive (1953), que Ruth Orkin dirige y guioniza junto a Ray Ashley y Morris Engel, y que se proyectará en la sala de cine de Tabakalera el 20 de octubre.
(La ilusión del tiempo, en Kutxa Kultur Artegunea, San Sebastián. Hasta el 6 de noviembre de 2022)