Las blancas paredes del CAC Málaga aperecen, desde el pasado 21 de febrero, invadidas por severas franjas de color. Un juego visual geométrico, elaborado a base de franjas y monocromos realizados con tonalidades incandescentes, llenan las salas de este espacio, generando un recorrido vibrante y absorbente en el que juegan un rol igualmente importante las obras de la artista Rosa Brun como las arquitecturas, vacías, del centro.
Un conjunto de obras realizadas desde 2006 conforman esta muestra, la primera individual de la artista madrileña en un museo. Trabajos que tratan de agredir y rebasar los límites sensoriales, los de la percepción y los del espacio utilizando, con este fin, el contraste entre tonalidades y texturas que producen un desasosiego al que también contribuye la ambigüedad plástica de la obra en sí misma ya que su difícil catalogación, se halla en un terrritorio confuso entre la pintura, la instalación y la escultura; hunde aún más al visitante en el caos del placer visual. Hasta el 28 de abril.
Imagen: Rosa Brun. Cignus, 2006.