El Concurso Internacional Arte y Vida Artificial VIDA cumple 15 años desde que fuera iniciado en 1999 por la Fundación Telefónica con la misión de impulsar y reconocer el trabajo singular y pionero que los artistas desarrollan en este campo, en el que convergen también ciencia y tecnología. El impulso a este tipo de práctica artística, en conjunto con los importantes avances logrados en otras disciplinas, puede aportar una mirada crucial para la comprensión de la vida artificial y sus problemáticas, así como para su futuro desarrollo. Después de todo este tiempo, VIDA se ha convertido en una referencia a nivel mundial entre los concursos de arte, y en una de las pocas citas que se ocupan de manera específica de la vida y su estudio.
Este año, los artistas premiados han sido Kerstin Ergenzinger (Alemania), Agnes Meyer-Brandis (Alemania) y Yunchul Kim (Corea del Sur). El proyecto de Ergenzinger, ganadora del primer premio, consiste en una instalación sonora que repara en aquellos ruidos que generalmente pasan desapercibidos, o que son inaudibles sin más, emitiendo zumbidos que generan vibraciones palpables de manera física. En función de los espectadores que se acercan a verla, una escultura suspendida en mitad del espacio cambia de forma intensificando de manera distinta el zumbido a partir de los datos sísmicos del suelo que recoge un sismómetro al que esta se conecta. Meyer-Brandis presenta una ficción que se hace pasar por proyecto científico que estudia un tipo de gansos que emigran de la Tierra a la Luna. En una exploración de las estrategias narrativas que se emplean en este tipo de investigación, la artista se dedica a entrenar a sus gansos de laboratorio para que se asemejen cada vez más a los gansos lunares que ficciona su tesis científica. Por último, con el tercer premio, el proyecto de Yunchul Kim muestra un material fluido que posee un comportamiento dinámico muy particular, sensible a fuerzas magnéticas, electroestáticas y gravitacionales, y que contrasta fuertemente con el universo digital que lo rodea. Mientras que todas las configuraciones del mundo parecen resolubles y reproducibles a partir del píxel como unidad mínima, el artista surcoreano, como un último alquimista, reta a la estabilidad de la tecnología forzando lo natural hasta sus límites.
La exposición de los tres proyectos premiados tendrá lugar en el Espacio Fundación Telefónica a partir del 12 de marzo.
Imagen: Kerstin Ergenzinger. Rotes Rauschen (red noise), 2014.