Tras el escandaloso robo de siete grandes obras maestras de la Kunsthal de Róterdam cometido en 2012, las piezas que fueron sustraídas del museo -ante el pasmo de la policía y la sociedad holandesa que contempló el robo a través de la grabación de las cámaras de seguridad- han ardido presuntamente en el fuego. La madre de uno de los ladrones, Olga Dogaru, declaraba que había decidido quemar las piezas para evitar así la condena de su hijo que, tras varios meses y tal y como se vaticinaba, no pudo vender unas obras demasiado célebres como para no ser localizadas. Piezas de Matisse, Monet, Gauguin o Picasso valoradas en cerca de 18 millones de euros que, si se confirman los análisis de las cenizas encontradas, se habrían perdido para siempre. Sin embargo, tras conocer que podría enfrentarse a una pena de cárcel de diez años, la madre del ladrón se ha retractado y afirma que su declaración inicial era falsa, fruto del miedo y la presión de los fiscales. A pesar de todo, los ánalisis preliminares de las cenizas indican restos de lienzos y pigmentos actualmente en desuso, por lo que habrá que esperar unos resultados más concluyentes para conocer lo acontecido con las obras.

Imagen: Claude Monet. El puente de Waterloo, 1903.