El Museo del Louvre y el Museo de Bellas Artes de San Francisco han firmado un acuerdo de colaboración por un plazo de cinco años. Un contrato por el cual las dos instituciones se comprometen a organizar exposiciones y actividades conjuntas de modo que se faciliten los trámites de transporte, cesión, exhibición, etc. para que las colecciones y las piezas de estos centros puedan moverse con más facilidad y eficacia. De este modo en San Francisco se podrán ver algunos de los tesoros del gran museo francés y viceversa. Este acuerdo también evidencia el giro que ha dado el Louvre desde que Henri Loyrette se hiciera cargo de su dirección y decidiera modernizar esta institución y abrir sus puertas no sólo a sus visitantes habituales sino, también, al mundo.