Concebidos como varios eventos durante distintas jornadas, el proyecto Contact de OIafur Eliasson (Copenhague, 1967) inaugura la segunda fase del programa expositivo en la Fundación Louis Vuitton, en París. Después de aquel famoso sol que llenaba de luz la sala de turbinas en la Tate londinense, el artista danés ha vuelto a superarse. En esta ocasión varias piezas nos transportan a mundos lejanos, nos invitan a un descanso en medio del ajetreo diario, y lo hacen a través de instalaciones que recuerdan a la cavernas prehistóricas, a meteoritos futuristas y a cámara sepulcrales donde descubrir de nuevo el origen del arte. Eliasson confunde nuestra percepción y juega con ventaja: luces y sombras se confunden en grandes salas, pequeñas fuentes de agua reflejan la luz, o una gran sala asemeja un pasillo de hielo, donde incluso la temperatura es inferior al resto de espacios. En contraste, una sala rodeada por un hilo amarillo parece fuego, y justamente aquí el calor es palpable en el ambiente. Las sensaciones térmicas, la luz y las sombras hacen de Contact un espacio para precisamente eso, contactar con elementos naturales primarios, que sin embargo Eliasson crea artificialmente. Instalaciones que son totalmente ambientales, con cierto regusto romántico y que invitan a quedarse, a pasear, a palpar cada tramo. Una buena apertura para el recién inaugurado edificio de Frank Gehry en la capital francesa. (Olafur Eliasson, Contact, Fundación Louis Vuitton, París. Del 17 de diciembre de 2014 al 16 de febrero de 2015).


Imagen: Olafur Eliasson. Big Bang Fountain, 2014.