A menudo, el poeta escribe todo aquello que le oprime el pecho, que le impide tragar, aquello que no ve aunque quisiera y lo que, por desgracia, tiene ante los ojos y le duele. A menudo, el fotógrafo posee una visión alterna, el don de encontrar lo que el mundo ignora, mirar más allá y expresarse con un objetivo de por medio. Los fotógrafos conciben su vida dentro de un encuadre. Los poetas, dentro de dos renglones. La madrileña Marga Clark es un compendio de ambos, poeta y fotógrafa; causa y consecuencia. Clark ha afirmado en alguna ocasión que la poesía es el origen de toda su creación, la cual se expone ahora en la Fundación Antonio Pérez de Cuenca hasta el 11 de diciembre y en el Museo de la Fotografía F.A.P. de Huete hasta el 15 de enero de 2017. Cosmogonía (1976-2016) supone un recorrido exhaustivo por todo su trabajo, desde sus comienzos en la década de los 70 hasta la actualidad, en la que se ha centrado más en su actividad literaria. Marga Clark concibe su trabajo como un universo psicológico, una manera de cuestionarse a sí misma y de explorar en profundidad lo que le rodea. La exposición que acoge la ciudad manchega aborda tres etapas fundamentales en la carrera de la madrileña: Movimiento estático (1976-1985), Transformaciones (1985-1988) e Instantáneas del alma (1988-2016).
El punto de partida en la creación fotográfica de Marga Clark comienza a mediados de los años 60 cuando le otorgan la Beca Margaret Cage que le brinda la posibilidad de estudiar en Nueva York en instituciones tales como Bennet College, el Hunter College o el Centro Internacional de Fotografía. Y aunque en la década de los 70 ya era la fotógrafa oficial de la Oficina Española de Turismo en la Gran Manzana, trabajaba con Philippe Halsman e inmortalizaba a un gran número de personalidades célebres, Clark quería adentrarse en lo que le rodeaba, de ahí surgió la dualidad realidad-fantasía o consciente-inconsciente tan presente en esta primera etapa. A partir de aquí se interesó en la relación principio-fin, en los momentos únicos y permanentes, en el movimiento de los objetos en yuxtaposición consigo mismos. Huye de lo estático. Esta serie de fotografías se plasman en el libro Static Movement-Movimiento Estático, el cual adquiere en 1985 el MoMa dándole así a la madrileña el primer gran reconocimiento como artista.
A partir de ese mismo año comienza la segunda etapa determinante para Marga Clark. En Transformaciones la fotógrafa configura un lenguaje a través de trípticos con imágenes que del color descienden al blanco y negro. Con estas composiciones invita al espectador a querer detener el tiempo para sentirse así un poco más eternos. Además, esta etapa coincide con la inmersión poética de la artista. Por último, Instantáneas del alma acoge el trabajo más actual de Marga Clark, la etapa más prolífica y lírica. En estos años, a través de sus imágenes pretende materializar la pugna entre la vida y la muerte, medita sobre lo transitorio y para ello rescata lo sumido en el olvido. Seres abandonados, jardines nostálgicos, realidades ocultas… todo ello tiene cabida en esta etapa que se origina con el portfolio De Profundis (1989) y con la investigación que realizó gracias a la beca de la Academia Española en Roma obtenida en 1994. No obstante, además de este recorrido por el trabajo y la vida de Marga Clark, también se mostrarán otras composiciones como Cajas poéticas, Cajas Áureas o Poemas traslúcidos.
(Cosmogonía (1976-2016) Marga Clark en Fundación Antonio Pérez y el Museo de la Fotografía F.A.P., Cuenca. Del 8 de octubre al 11 de diciembre y el 15 de enero, respectivamente)