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La Ciénaga (2001), el debut de la directora argentina Lucrecia Martel, cuenta la historia de dos familias de la ciudad de Salta, capital de la provincia homónima de Argentina. Aunque están emparentadas, las dos familias pertenecen a mundos diametralmente opuestos; mientras la familia de Tali (Mercedes Morán) es de clase media urbana, la de su prima Mecha (Graciela Borges) goza de una posición económica y social más elevada, aunque se encuentra en estrepitosa decadencia.

La cinta inicia su trama en el jardín de la finca de Mecha, donde las primeras luces del alba sorprenden a la protagonista y sus amigos, que se encuentran somnolientos y en aparente estado de embriaguez. Su deplorable estado les impide articular palabras, pero su presencia se escucha a través del movimiento de las sillas y los sonidos de las copas y el hielo que se derrite en su interior. Al fondo, una tormenta se anuncia, con truenos que cada vez se escuchan más, y que al mismo tiempo se confunden con los disparos de los cazadores, que aprovechan las primeras horas de la mañana para salir a cazar. En el interior de la finca, las hijas de Mecha se despiertan, aunque sus susurros apenas se escuchen sobre el envolvente ruido de la tormenta y el agua de la lluvia que empieza a caer.

Como puede verse en esta secuencia inicial de La ciénaga, el sonido no solo acompaña la trama, sino que define una atmósfera y forma una parte integral de la cinta. El cine de Lucrecia Martel es uno de los ejemplos que articula Marina Hervás en su libro La escucha del ojo, donde propone una aproximación a la historia del cine a partir del sonido y la forma en que se emplea, deconstruyendo la hegemonía visual con la que se estudia el medio cinematográfico tradicionalmente. Como menciona la autora en la introducción del libro, su intención es «repensar el sonido en el cine» con el objetivo de reformular la «propia noción de cine».

La apertura de la cinta de Martel evidencia cómo se puede construir una historia a partir del sonido. Mientras que otras muchas películas emplean el sonido y la música como meros telones de fondo de su relato, La ciénaga deja que sea el propio sonido el hilo narrativo que desvele las tensiones entre sus personajes y su vínculo con el escenario ficticio que propone la cineasta argentina. Durante los diez minutos que dura este video, puede verse cómo la historia se desenvuelve a través de, por una parte, los sonidos que hacen las sillas y las copas medio vacías de los invitados de Mecha, el ruido de la incipiente tormenta en contraposición con los lejanos disparos, y, por último, los susurros y sonidos ahogados de las hijas.

La escucha del ojo. Un recorrido por el sonido y el cine es un libro publicado por EXIT en su colección Textos inevitables. Su autora, Marina Hervás, es una investigadora especializada en filosofía y música, Doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona.