A veces las exposiciones se parecen, sospechosamente, a libros de texto o incluso a asignaturas del currículo académico universitario. O lo que es más grave: a relatos que reproducen la Historia que nos cuentan. Y que influyen decisivamente en el espacio político y en la construcción del futuro.

La exposición Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición del Museo Reina Sofía reúne distintas obras realizadas en el contexto de los años setenta en la España del tardofranquismo y la incipiente etapa democrática. Realizada a partir de una investigación desde el 2008 sobre la colección del museo, la exposición pretende reivindicar hechos o materiales poco conocidos. Así, la muestra comienza con un evento que marcó este contexto artístico y político: la Bienal de Venecia de 1976 y cuyo impacto real ha sido poco estudiado. Frente a la idea de renovación de vanguardia que se quería dar en un primer momento desde el comité organizador- capitaneado por Tomas Llorens y Valeriano Bozal- acontecimientos como la muerte de Franco o el comienzo de la Transición generaron un fuerte clima de cuestionamiento, crítica y tensión respecto a la imagen que debía mostrarse de España.

Curiosa esta tensión, porque parece que le sucede lo mismo al discurso curatorial de la exposición. Frente a materiales menos frecuentes como las ilustraciones de Elsa Plaza, el fotoperiodismo de Ana Turbau o las imágenes contraculturales de fanzines, colectivos y festivales, la exposición presenta nombres y obras que resuenan (demasiado) a una historiografía del arte español posicionada y ya convertida en discurso oficial. Desde el archiconocido El Abrazo de Genovés (en esa metáfora manida del espíritu conciliador de la Transición), hasta pesos pesados como Tàpies, Saura, Eduardo Arroyo, Sempere o Schommer. Los formatos y el display expositivo no ocultan su pretensión grandilocuente: lienzos y esculturas ocupan el espacio principal, mientras que la cartelería, los cómics o los acontecimientos marginales se relegan a estancias más escondidas. Hay un discurso eminentemente masculino, posicionado en una determinada clase social. Falta, claramente, una relectura crítica y revisada de la Transición, sobre todo teniendo en cuenta los acontecimientos de los últimos años que atañen a figuras otrora idealizadas como Felipe González, o el rey emérito Juan Carlos. Aunque en la exposición hay piezas rotundas como la serie El Paredón de Equipo Crónica que en su día acogió la Galería Juana Mordó (Helga de Alvear es la propietaria de dos de ellos, aunque faltan algunos que no han querido ser prestados, por razones desconocidas), falta análisis profundo y sobra relato hagiográfico. El contexto político actual, amenazado por una oleada de miedo e involución, lo demanda, lo exige, lo necesita.

(Poéticas de la democracia.Imágenes y contraimágenes de la Transición en el Museo Reina Sofía, Madrid. Hasta el 25 de noviembre de 2019).