Desde el pasado 18 de julio, la macro-exposición Ghosts in the Machine, que ocupa las tres galerías más importantes del New Museum, repasa la fascinación del arte contemporáneo por los avances tecnológicos. Concebida por sus comisarios Massimiliano Gioni (director artístico de la próxima Bienal de Venecia) y Gary Carrion-Murayari (conservador de la institución neoyorquina) como una cámara de maravillas en la que un sinfín de obras de muy diferentes movimientos y corrientes estéticas convive con otros tantos objetos, artilugios o diagramas de origen no artístico, la muestra constituye una especie de archivo viviente que pone el énfasis en los diferentes intentos del arte por reconciliar lo orgánico con lo mecánico desde la década de los 50 hasta nuestros días. De hecho, uno de los rasgos más significativos de Ghosts in the Machine es que brinda al espectador una excelente oportunidad para experimentar, de primera mano y en un mismo espacio, la forma en que se acercaron a la tecnología tanto autores clásicos del arte contemporáneo (Hans Haacke, Robert Breer, Otto Piene y Richard Hamilton), como otros creadores más recientes como Marck Leckey, Henrik Olesen o Christopher Williams.
Imagen: Hans Haacke. Blue Sail, 1964–65. Cortesía de Paula Cooper Gallery, Nueva York.