Centrada en la investigación de la piel como frontera entre el interior y el exterior, en los sentidos de percepción y en la idea de la huella y de la recuperación, Marcela Astorga recopila en Fronteras porosas sus últimos trabajos entre los que hay fotografías, objetos escultóricos e instalaciones realizadas con todo tipo de materiales que recoge y reutiliza (desde escombros, gasas, hilos, palés de madera, alambres, colchones hasta pelo de caballo). Durante el recorrido por las primeras piezas, el espectador siente el desamparo y el desasosiego que provocan los restos de casas envueltos en gasas que la artista presenta como si estuvieran en proceso de reparación o sanación. Una tubería de la que fluye el agua, es la siguiente pieza de un itinerario vivo en el que el cuerpo se representa como huella, como los vestigios de lo usado o lo vivido que se impregnan en una tela que a su vez, en un camino de ida y vuelta matérico, registra el cuerpo al que perteneció en origen. Una pieza que, como las otras que se pueden ver en la exposición, traspasa los límites fronterizos, deconstruyéndolos para crear instalaciones poéticas. De su serie óculos destacan la elegancia y el minimalismo: son fotografías en las que muestra acciones realizadas en casas a punto de ser demolidas. Casas que agujerea dejando que la luz natural penetre los orificios para marcar, de nuevo, la idea de frontera atravesada en la que el exterior interactúa con el interior. De su trabajo cabe destacar el modo en que cada obra y cada material que utiliza recobran una nueva identidad tras su manipulación y cómo, el paso del tiempo cuando observamos su trayectoria, se traduce en una coherencia lineal y formal que hace que sus investigaciones adquieran múltiples sentidos. La exposición se podrá visitar hasta el 13 de julio en la galería GC arte de Buenos Aires.
Imagen: Marcela Astorga. Oculo en mi casa, 2011. Galería GC arte de Buenos Aires.