El próximo 29 de noviembre se cierra una etapa que ha durado desde 1975 hasta ahora mismo, pasando por diferentes etapas, diferentes situaciones y diferentes reconocimientos públicos, pero una misma línea, una misma coherencia y un mismo y singular personaje: Evelyn Pignet de Botella. Desde su nacimiento Evelyn ha sido sin duda la más internacional de nuestras galeristas, Nueva York, Suiza, Francia, Inglaterra… países y ciudades que para ella eran simplemente calles, nombres, recuerdos, momentos de su vida y de sus recuerdos y experiencias. El martes 29 cierra sus puertas su segunda galería, esta vez con su propio nombre como cabecera, después de cuatro años en una nueva sede. Antes había sido AELE, la mítica galería del callejón de Puigcerdá, en Madrid. Una galería que fue pionera en ir a las ferias de arte: cada año en Art Basel junto con Elvira González (entonces Mignoni) y Juana Mordó. Eran, fueron, durante muchos años las únicas, y siempre fueron las primeras. Ahora ya cierra definitivamente, aunque dudo mucho que su pasión por el arte se acabe en un simple cierre de establecimiento. Queda pendiente su legado, su colección de toda una época, de un momento y de unos artistas tal vez silenciosos pero nunca tan invisibles como ellos mismos se autodenominaron. Fiel, como ya pocos saben ser, no sólo a sus artistas, que fueron casi siempre sus amigos, sino a sus ideas y a unos planteamientos vitales que parece ser que se perdieron con su generación. Una señora del arte dice adiós, pongámonos todos de pie y levantamos nuestras copas a su salud.
El próximo 29 de noviembre se cierra una etapa que ha durado desde 1975 hasta ahora mismo, pasando por diferentes etapas, diferentes situaciones y diferentes reconocimientos públicos, pero una misma línea, una misma coherencia y un mismo y singular personaje: Evelyn Pignet de Botella. Desde su nacimiento Evelyn ha sido sin duda la más internacional de nuestras galeristas, Nueva York, Suiza, Francia, Inglaterra… países y ciudades que para ella eran simplemente calles, nombres, recuerdos, momentos de su vida y de sus recuerdos y experiencias. El martes 29 cierra sus puertas su segunda galería, esta vez con su propio nombre como cabecera, después de cuatro años en una nueva sede. Antes había sido AELE, la mítica galería del callejón de Puigcerdá, en Madrid. Una galería que fue pionera en ir a las ferias de arte: cada año en Art Basel junto con Elvira Fernández (entonces Mignoni) y Juana Mordó. Eran, fueron, durante muchos años las únicas, y siempre fueron las primeras. Ahora ya cierra definitivamente, aunque dudo mucho que su pasión por el arte se acabe en un simple cierre de establecimiento. Queda pendiente su legado, su colección de toda una época, de un momento y de unos artistas tal vez silenciosos pero nunca tan invisibles como ellos mismos se autodenominaron. Fiel, como ya pocos saben ser, no sólo a sus artistas, que fueron casi siempre sus amigos, sino a sus ideas y a unos planteamientos vitales que parece ser que se perdieron con su generación. Una señora del arte dice adiós, pongámonos todos de pie y levantamos nuestras copas a su salud.
El próximo 29 de noviembre se cierra una etapa que ha durado desde 1975 hasta ahora mismo, pasando por diferentes etapas, diferentes situaciones y diferentes reconocimientos públicos, pero una misma línea, una misma coherencia y un mismo y singular personaje: Evelyn Pignet de Botella. Desde su nacimiento Evelyn ha sido sin duda la más internacional de nuestras galeristas, Nueva York, Suiza, Francia, Inglaterra… países y ciudades que para ella eran simplemente calles, nombres, recuerdos, momentos de su vida y de sus recuerdos y experiencias. El martes 29 cierra sus puertas su segunda galería, esta vez con su propio nombre como cabecera, después de cuatro años en una nueva sede. Antes había sido AELE, la mítica galería del callejón de Puigcerdá, en Madrid. Una galería que fue pionera en ir a las ferias de arte: cada año en Art Basel junto con Elvira Fernández (entonces Mignoni) y Juana Mordó. Eran, fueron, durante muchos años las únicas, y siempre fueron las primeras. Ahora ya cierra definitivamente, aunque dudo mucho que su pasión por el arte se acabe en un simple cierre de establecimiento. Queda pendiente su legado, su colección de toda una época, de un momento y de unos artistas tal vez silenciosos pero nunca tan invisibles como ellos mismos se autodenominaron. Fiel, como ya pocos saben ser, no sólo a sus artistas, que fueron casi siempre sus amigos, sino a sus ideas y a unos planteamientos vitales que parece ser que se perdieron con su generación. Una señora del arte dice adiós, pongámonos todos de pie y levantamos nuestras copas a su salud.