VÍDEO

ESCLVV es el primer single de ALIX, situado entre el videoarte y el videoclip musical, esta pieza dirigida por Luis Rojo es el punto de inicio de la colaboración entre el conjunto de tecno-experimental TERRITOIRE y el colectivo de cinematografía BRBR.

Shangai, año 2018. Han pasado 123 años desde la salida de los obreros de la fábrica rodada por los hermanos Lumière. El capitalismo se ha impuesto a cualquier otra doctrina económica en cada rincón del planeta. Y todo el mundo tiene una cámara de cine en su bolsillo aunque sólo la utilice para hacerse selfies. En este escenario apocalíptico se encuadra el nuevo trabajo de BRBR para Territoire, ‘Esclvvv’ está más cerca del videoarte que del videoclip. Lo que vemos, en un único plano secuencia, es una coreografía perfecta de trabajadores que salen de la fábrica para almorzar. La pieza plantea un diálogo directo con el primer plano de la historia del cine. Pero hay matices: 123 años de explotación obrera dejan una huella indeleble en cada cuerpo. Todo empieza de manera ingenua, unos cuantos hombres posan relajados para ser fotografiados. Pero esta atmósfera feliz pronto se rompe y deja paso a una marea de cuerpos uniformados que avanzan en fila india, fichan y salen de cuadro. Es la pausa para el almuerzo y no hay tiempo que perder. Nadie habla con nadie, ni tan siquiera se miran, la alienación es patente. El ritmo de los cuerpos y los gestos de estos hombres y mujeres se alían con la música para formar un todo increíblemente rítmico y opresivo. A medida que la fila avanza, el espectador entra en un trance que sólo puede terminar con la pérdida absoluta del sentido. Como cuando repites muchas veces una palabra y la relación entre significado y significante se desvanece. Poco a poco, el plano se va estrechando por los lados, de manera que la atmósfera opresiva se hace cada vez más patente. Para cuando el último de los trabajadores ha fichado, las bandas negras han ganado casi toda la pantalla. Al final, un par de hombres se acercan a cámara, uno de ellos incluso nos mira fugazmente. Por un instante, creemos en la posibilidad de una relación humana.
Por Gabriel Azorín

Sigue el trabajo de BRBR y de TERRITORIE.