El escultor y pintor georgiano Zurab Tsereteli ha abierto en Tbilisi un museo en el que alberga gran parte de sus obras y las de otros artistas contemporáneos. Tsereteli es conocido en el ámbito soviético por ser un artista muy polémico, sobre todo por el retrato que realizó del presidente ruso Vladimir Putin vestido como un judoka, por la excesivamente grandilocuente escultura de Pedro el grande que realizó en Moscú o por la pieza Lágrima, un memorial a las víctimas del 11-S que recibió críticas de todo tipo. Ajeno a su mala fama y plenamente consolidado en su país Tsereteli, que dirige la Academia de las artes en Rusia y ya ha abierto otros tres museos con anterioridad, ha ubicado el nuevo centro de arte moderno en un edificio prerevolucionario en el que hará exposiciones temporales itinerantes así como una bienal de fotografía que se puede ahora visitar. La apertura forma parte además de una estrategia del gobierno georgiano para activar el turismo y la vida cultural del país.