Seguramente el arquitecto Oscar Niemeyer nunca pensó que celebraría su 104 cumpleaños con la noticia de que el centro al que cedió su forma (materializada mediante un diseño arquitectónico de su estudio) y su nombre, iba a ser cerrado. Un centro cultural cuya construcción costó 43 millones de euros y que en este tiempo había logrado más de un millón de visitas y cierta repercusión mediática nacional e internacional. Por desgracia, las últimas noticias que hemos leído del Niemeyer no hacían más que vaticinar su cierre: primero fueron los problemas con las cesiones del terreno, seguido de posibles irregularidades en las cuentas, después la paralización de su programa de actividades y, ahora, su cierre hasta nueva orden. Y es que a partir de hoy (15 de diciembre) el Niemeyer deja de depender de la Fundación Niemeyer y pasa a ser, en su totalidad, del Principado de Asturias por lo que cuando reabra, supuestamente en el primer trimestre de 2012, no podrá llevar el nombre que lo inspiró y lo vio nacer hace, escasamente, un año.