Juan Canela
La figura de Antoni Tàpies ha discurrido las últimas décadas por caminos apartados de los discursos curatoriales del mundo del arte contemporáneo. A partir de los años ochenta, cuando adquiere la condición de artista célebre, se convierte en una figura con un cierto halo místico y simbólico, como una especie de referente lejano, pero de algún modo intocable, con el cual no se puede jugar o dialogar de tú a tú.
La exposición Contra Tàpies, comisariada por Valentí Roma y Laurence Russell, es un intento de romper esa dinámica, y de realizar una investigación alrededor de la figura del pintor catalán y la relación de su obra con distintas corrientes del arte contemporáneo. Concretamente, el proyecto se articula alrededor de tres líneas de investigación: el aislamiento de Tàpies en relación de diálogo con otro tipo de artistas distantes del medio pictórico y otro tipo de displays expositivos; buscar resquicios por donde en la actualidad algunos artistas puedan interpelar la obra de Tàpies; la construcción estereotipada de una identidad estilística que recorre la obra de Tàpies, aportándole cierta linealidad puramente formal.
Para atender a aquellas cuestiones, Contra Tàpies desarrolla tres líneas de trabajo que intentan amplificar la dimensión de los interrogantes, trazando una serie de narraciones museográficas que persiguen reevaluar la obra de Tàpies dentro de diversos escenarios plásticos, temáticos, cronológicos o simplemente interpelativos. Así, nos encontramos en las salas distintos recorridos bien diferenciados, que nos recuerdan que estamos ante una exposición de tesis que utiliza el display para explicitar una serie de discursos. En la “Primera Narración: frente a Tàpies” se pone en relación de crisis y conflicto aquellas clasificaciones que hasta el momento ordenaron la trayectoria del pintor, estructurando distintos caminos que cuestionan los temas habituales tratados por el pintor, y que ponen en diálogo sus obras con otras de sus coetáneos como Gerhard Richter, Joseph Beuys, Dan Graham o Marcel Broodthaers entre otros. En la “Segunda Narración: desde Tàpies” se invita a seis artistas que interpelan la biografía y la práctica de Tàpies. Álvaro Perdices, Luis Guerra, Usue Arrieta y Vicente Vázquez, Isaías Griñolo o Pep Agut se acercan al universo tapiano, algunos de una manera más explícita, y otros desde lejos, tomándolo como punto de partida o rumor subterráneo. Y ya en la “Tercera Narración: Contra Tàpies” encontramos una serie de obras del artista, pero que a primera vista parecen no serlo, junto a un conjunto de documentos inéditos que sí recrean de modo veraz cierta parte de su biografía insuficientemente atendida por apologistas y detractores.
Podríamos decir que Contra Tàpies es muchas cosas: una investigación, un experimento, un intento de romper unas dinámicas establecidas en torno al autor… Desde luego, al gesto se agradece, y ya era momento de que la Fundació Antoni Tàpies se adentrarse sin miedo en el legado del artista, buscando nuevas lecturas y diálogos. Quizá en esta ocasión se hace demasiado evidente la puesta en escena museográfica, y la excesiva compartimentación, explicación y direccionalidad dificulta en ocasiones el diálogo entre los distintos trabajos. ¿Por qué evidenciar tanto los distintos niveles, cuando las obras podrían hablarse de tú a tú sin problemas unas con otras? Pero más allá, la exposición es un gran lugar en el que perderse, posee distintas capas de lectura y dispara nuevos senderos para entender a Tàpies y ponerlo en relación con la contemporaneidad. Hasta el 9 de junio en la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona.
Imagen: Pep Agut. Fotograma de Memòria personal, 2013. Cortesía del artista.