Los trabajadores del MUSAC han emitido un comunicado en relación a las recientes dimisiones y a la situación en general que se da a diario en el centro. Previamente, el IAC había redactado otro comunicado en relación al mismo asunto. Ambos textos pueden leerse a continuación:


Las personas que trabajamos en el MUSAC, en el contexto de la reciente dimisión de la directora Eva González-Sancho y del Comité Asesor del museo, queremos informar de que:

Desde la inauguración del museo en 2005 y hasta el estado de deriva actual ha tenido lugar una consecución de prácticas irregulares en la gestión de esta institución, que responden tanto a las políticas culturales generales adoptadas por la Junta de Castilla y León como a la gestión interna del museo.

Desde su creación, el MUSAC ha sido gestionado por la Fundación Siglo para las Artes en Castilla y León (actualmente Fundación Siglo para el Turismo y las Artes de Castilla y León), que tiene entre sus fines “la protección, fomento, financiación y desarrollo de actividades relacionadas con la Lengua, la Cultura, el Pensamiento y las Artes en sus distintas formas de creación y expresión, y, en especial, con la música, la protección, apoyo y aprendizaje del castellano, el patrimonio cultural y los museos, con el fin último de contribuir, a través de sus recursos de todo tipo, al progreso de la Comunidad Autónoma de Castilla y León y al enriquecimiento, disfrute, conocimiento, difusión y prestigio de las manifestaciones culturales y artísticas más relevantes de su historia y actualidad dentro y fuera de su ámbito territorial” [www.fundacionsiglo.es]. Frente a este ideario, los trabajadores manifestamos que la realidad del modelo de gestión que observamos en nuestro día a día desde mucho antes de la actual situación económica, promueve la opacidad en la utilización de fondos públicos, la precarización y el desamparo de los trabajadores culturales, una creciente injerencia en la gestión de la institución y, en definitiva, un empobrecimiento de la calidad de los programas que los ciudadanos encuentran en la institución que están financiando.

Durante varios años venimos asistiendo a la paulatina privatización de los servicios, auspiciando la generación de una suerte de “empresas para todo”, que compiten por cubrir los puestos de auxiliares de salas, limpieza, mantenimiento, seguridad y servicios auxiliares al mejor postor, precarizando año tras año las condiciones de los trabajadores y haciendo imposible mantener un trabajo continuado y profesional en servicios menos visibles pero igualmente necesarios y valiosos en el museo.

Asimismo, se han promovido distintas prácticas como mantener en puestos estructurales del museo a personas en régimen de autónomos o empresas —incluso desde antes de la llegada de la crisis y la consiguiente reducción de presupuestos; prescindir de los servicios educativos a partir de una demanda ganada por los educadores tras su salida del museo en el verano de 2011; así como sustituir periódicamente a auxiliares de sala, conserjes y personal de mantenimiento debido al cambio constante de empresas prestadoras de servicios. Del mismo modo, desde el año 2008 —y con anterioridad al ERE aplicado en la Fundación Siglo a finales de 2012— el equipo ha perdido un conservador jefe, un técnico asesor legal, un técnico administrativo, seis educadores, un auxiliar de servicios, un técnico de coordinación, un profesional de prensa, dos limpiadoras o dos vigilantes de seguridad. Todo ello de manera gradual y silenciosa, facilitada por los diferentes tipos de contratación y vínculos laborales con el museo, que coexisten en una plantilla que en su momento máximo alcanzó las 54 personas —vinculadas o no contractualmente a la Fundación Siglo, pero que en definitiva desarrollaban la totalidad de su actividad profesional en el museo— y que en la actualidad se reduce a 33 personas.

Por otro lado, hemos sido testigos con impotencia de cómo no se han escatimado recursos económicos a la hora de generar una programación expositiva que consideramos de gran calidad, pero que sin embargo resulta problemática en sus discursos cuando no se ponen en práctica los propios cuestionamientos críticos proclamados, a través de herramientas para la transparencia de gestión, inserción y diálogo real con el contexto local y social del museo: la ciudad de León y, por extensión, la Comunidad, pagadora real y destinataria primera de esta infraestructura cultural.

La actual reducción presupuestaria no afecta en absoluto a la elección, por parte de los responsables de la institución, de unas prácticas responsables y éticas en la gestión del museo. Una postura que, parece claro, no se quiere tomar, puesto que priman el valor turístico y la categoría de evento que acompaña un programa político, sobre la voluntad de dotar a la Comunidad Autónoma y a la ciudad de una institución cultural capaz de generar sentido y aportar beneficios en la vida cultural de las personas a largo plazo.

Las personas que trabajamos en el MUSAC reclamamos:

La apertura de un proceso de reflexión profundo sobre el modelo de centro que se quiere para la Comunidad, y no una huida hacia adelante con nombramientos apresurados para acallar una grave situación que requiere de un análisis más detenido y una voluntad firme de solución en profundidad, y no de un parcheado superficial.

La puesta en marcha de una gestión responsable, meditada y transparente de los recursos públicos destinados a la cultura, y que estos reviertan en una inversión de calidad y a largo plazo para los ciudadanos, pagadores y destinatarios primeros de esta infraestructura.

Responsabilidad, generosidad y vocación de servicio público en los responsables de la institución, que han de priorizar el interés del museo y velar por las posibilidades que éste puede aportar a su contexto, por encima de intereses profesionales personales o intereses políticos.

Las personas que trabajamos en MUSAC manifestamos nuestro profundo compromiso con la institución y nuestra voluntad de trabajo en la mejora de la misma.


Comunicado del Instituto de Arte Contemporáneo IAC en relación con la reciente dimisión de la directora del MUSAC Eva González-Sancho y de los miembros del comité asesor de dicho museo

Hace poco más de tres meses, el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) emitió un comunicado felicitando a la Consejera de Cultura y Turismo de Castilla-León, Alicia García y a Eva González-Sancho por el nombramiento de esta última como directora del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla-León (MUSAC), según dicta el Documento de Buenas Prácticas (DBP), suscrito por distintas asociaciones profesionales y este mismo Instituto de Arte Contemporáneo, junto con el Ministerio de Cultura en 2007. Lamentablemente, y según se van conociendo los hechos y las explicaciones de sus protagonistas, hoy nos vemos en la obligación de emitir un nuevo comunicado denunciando la intromisión de los poderes públicos que, a través de la Fundación Siglo dependiente de la Junta de Castilla y León, ha obligado a dicha directora a dimitir irrevocablemente. Y ha provocado la posterior dimisión de los miembros del Comité Asesor de dicho museo, Octavio Zaya, Víctor del Río y José Guirao.
Nunca en la historia reciente de este país se ha producido una situación como la que condenamos con este escrito. Es la primera vez que la dirección de un museo español elegida según el DBP dimite, al cabo de tres meses, por sentir la intromisión en su programa director aprobado, de los integrantes de sus órganos directivos que precisamente fueron quienes le dieron el visto bueno.
Es intolerable que se fiscalice una propuesta ya admitida y aprobada en un concurso público, que sea condenada aún antes de haber sido puesta en marcha, cuando todos sabemos que sólo podría ser evaluada por sus resultados, a través de sus propios mecanismos internos y de una política de transparencia pública.

Es vergonzoso que ya no sea el manido argumento de la crisis económica, tal como reconoce la propia Eva González-Sancho, la causa de su dimisión, sino la de una crisis mucho más peligrosa: la de los valores democráticos. Lo que nos lleva a pensar en lo poco que han avanzado algunos en este sentido, en los últimos cuarenta años.

Todo ello exige una explicación coherente por parte de la Fundación Siglo y de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León.
Hacemos un llamamiento público a denunciar estas prácticas obscenas y a defender los valores de responsabilidad y transparencia que están expresados en el Documento de Buenas Prácticas y en el Código Deontológico desarrollados por el IAC, por lo que esperamos que los siguientes pasos de renovación del centro vayan en esta dirección. El MUSAC es un museo sostenido por dinero público y esta no es la excusa, como parece insinuar la Consejera de Cultura, para justificar su lamentable gestión del tema, sino la razón por la que nunca debería haber ocurrido. Expresamos nuestro máximo respeto a Eva González-Sancho por haber mantenido su dignidad como profesional frente a estas malas prácticas.

Madrid, 6 de junio de 2013.